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Intemperies

Siempre me llamaron la atención la infinidad de caminos que surcan los campos en las afueras de Humanes, donde vivo. ¿A dónde llevan?¿Qué hay en este terreno abierto? Hay nada. Nada humanamente interesante. El paisaje no es pintoresco, no hay nada relevante, no hay nadie interesante. Es como un limbo geográfico.

Cuando paseo o corro por estos caminos tengo una sensación agradable de alivio. Corre el aire y me da en la cara, puedo mirar lejos sobre el horizonte, estoy en contacto con la tierra, el suelo, las hierbas, las nubes… Aquí me siento aliviado de cargas, preocupaciones y tensiones. Solo me ocupa la curiosidad por el sendero que recorro y a donde me lleve. Paro y miro. Estar a la intemperie me alivia.

Hay mas gente que como yo pasean en estas intemperies. Pero nadie se detiene porque todos vamos de paso.  Un «Buenos días», no mas. Todos de paso, ocupados en nuestro propio alivio y curiosidad por el camino que elegimos pasear ese día. Es bello, solitario y silencioso.  La intemperie es la experiencia de la nada, la única verdad final.